<p><span style="font-size: 1rem;">Cuando uno de sus hermanos cayó en el mundo de las drogas, Martha Cecilia Lucena Riatiga se metió a las ventas de estupefacientes en los lúgares más sórdidos de Bucaramanga. En ese mundo conoció a su esposo, Diego Beltrán, quien fue habitante de calle. Por eso habla de “amar las almas” y de la necesidad de “pedir al máximo”. Esta es la historia de una líder social con una excepcional vocación de servicio comunitario.</span><br></p>